Una aduana sobre el puente internacional

Aunque la presencia de puestos aduaneros tiende a disminuir con la apertura de las fronteras, sigue siendo un componente importante de las zonas fronterizas. El territorio que nos interesa aquí, la zona fronteriza de Irún-Hendaya, no es una excepción. En la década de 1920, en la orilla sur del Bidasoa, los servicios aduaneros construyen el puesto de vigilancia para controlar los pasos entre los dos países. La decisión de construir este puesto de aduanas en el puente internacional se remonta a 1916[1]Las obras de restauración se ponen en marcha a principios de 1930 como lo demuestra un cartel expedido por el ayuntamiento de Hendaya con fecha 26 de julio de 1931[2]Hoy en día no encontramos barreras o debemos mostrar el pasaporte ya que la aduana y sus aduaneros han sido reemplazados por el Centro de Interpretación del Bidasoa, un lugar de información cultural y turística cuya gestión la llevan a cabo el Consorcio Transfronterizo Bidasoa  Txingudi en colaboración con las asociaciones Jacodi y Oroitza. No sería posible contextualizar la primera ruta del proyecto Recurut -El paso del Bidasoa- sin primero explicar este lugar emblemático y simbólico de los flujos migratorios entre nuestros dos países. Los diferentes flujos de población comprendidos en este primer itinerario se unen a esta zona transfronteriza al borde del océano y a los republicanos españoles que huían de la Guerra Civil, y después a la Segunda Guerra Mundial y a las redes de evasión activas en la zona, y , por último a los emigrados económicos y políticos de los años 1950 a 1970.

 

1. La llegada de los republicanos españoles

            Si la emigración de españoles a Francia, principalmente por razones económicas, es atestiguada desde el siglo XIX, nunca fue tan fuerte como en el XX. La colonia española en Francia representa, en concreto, el primer contingente de extranjeros en territorio francés en 1939 con la llegada masiva de refugiados de la Guerra Civil[3]Los hechos de violencia y la represión brutal de los nacionalistas llevaron a muchos civiles y activistas republicanos a huir de España. El flujo de migrantes que tratan de escapar de la violencia, está estrechamente vinculado al empuje y victorias nacionalistas en España. Geneviève Dreyfus-Armand identifica tres oleadas de refugiados que se corresponden con la conquista progresiva de España por parte de los nacionalistas. La primera y la segunda oleadas, que nos interesan aquí, equivalen a la toma del País Vasco un mes después del inicio de la Guerra Civil, en el verano de 1936, y, a la Campaña del Norte, con la caída de Bilbao en junio de 1937, que consagra la pérdida total y definitiva del País Vasco. Estos dos fracasos del ejército republicano llevan a unos 15.000 españoles a huir a Francia a través de Hendaya en la primera ola, y, más de 120.000 personas que huyen de España en la segunda[4]Estas oleadas de emigración son espontáneas, provocadas por un miedo horrible a esta guerra despiadada, fueron organizadas por las autoridades republicanas, preocupadas de poner a salvo a la población civil de las hostilidades. Los grupos 

Los milicianos españoles en Francia después del incendio de Irun. Septiembre 1936.

humanos conducidos al refugio son, en un primer momento, mientras la lucha continuaba, los civiles que huyen de la violencia guerra. Encontramos esencialmente mujeres, niños y personas mayores venidos a Francia en busca de refugio. El segundo grupo de refugiados, que llega después de las derrotas republicanas, está, en su mayor parte, compuesto por milicianos republicanos. Estas milicias, al contrario que la población civil, se quedaron poco en Hendaya sus alrededores, prefiriendo unirse al frente republicano situado en Cataluña. Ellos tratan de volver a la España republicana, normalmente por Perpiñán, donde se cruzan con los flujos de los civiles que huyen de la guerra.          
           Para los refugiados civiles, cada vez más numerosos, prácticamente obligados a permanecer en territorio francés, el gobierno del Frente Popular dirigido por Léon Blum tuvo que implementar iniciativas para gestionar a estos nuevos inmigrantes y concederles derecho de asilo en consonancia con la "tradición" de acogida de Francia. En un primer lugar, esta emigración conducida por la guerra, el gobierno francés tomó medidas para promover la acogida de los refugiados españoles. Esta se caracteriza por la difusión de veinte instrucciones ministeriales a su favor entre el inicio de la Guerra Civil el 18 de julio 1936 y el final de la misma ese mismo año[5]La mayoría de estas instrucciones dadas a los prefectos, eran relativas a las condiciones humanitarias inherentes a la recepción de refugiados. Por ejemplo, a los inmigrantes se les permitió residir temporalmente en el departamento de llegada, y, si deseaban regresar a España, los refugiados podían elegir el puesto fronterizo por el que llegar a su país. Por lo tanto, se les dejó la elección de volver a España a manos de los nacionalistas atravesando la frontera por el departamento de Bajos Pirineos, o por los Pirineos Orientales si preferían llegar a la España republicanaSin embargo, con la llegada cada vez más numerosa de emigrantes, y en virtud del principio de no intervención de Francia en la Guerra Civil española, el gobierno del Frente Popular comenzó una política más restrictiva marcada en particular por un control y aumento de la vigilancia fronteriza. Sin embargo, a pesar del endurecimiento de la política de acogida, la Instrucción general sobre el alojamiento de los refugiados españoles de mayo de 1937 aboga por "asegurar, en condiciones normales, el alojamiento a los refugiados españoles que soliciten acogida en territorio francés, por  ayudarles con los medios adecuados de asistencia y garantizar el control sanitario indispensable". En cambio, para los hombres en edad de combatir, los hombres de "edad militar" entre 18 y 48 años, una circular de junio de 1917 les empuja a ser repatriados[6]
No fue hasta más de un año después del inicio de la Guerra Civil, el 27 de noviembre de 1937, cuando se estableció una posición clara, "solamente son autorizados a residir en Francia los refugiados que posean los recursos suficientes para permanecer allí sin ocupar algún empleo o los que puedan ser acogidos por personas que ofrezcan el compromiso de proporcionarles todas sus necesidades, excepto sin embargo, para las mujeres, los niños, los ancianos y los enfermos que pueden ser alojados con los gastos de las administraciones públicas locales". El derecho de asilo se recoge mientras el objetivo real es limitar las entradas en el territorio y animar a la repatriación.

           La opinión pública en los Bajos Pirineos con la llegada de los refugiados republicanos españoles está dividida. Por un lado, los sindicatos y partidos de izquierda mostraron una sincera solidaridad hacia los recién llegados, víctimas de la opresión franquista; solidaridad observada en particular a través de manifestaciones, mítines de apoyo y colectas. Y, por otra parte, la derecha moderada, aunque conmovida por el destino de estos hombres, se quejó de la "invasión" sufrida por Francia. Por ejemplo, la Federación Departamental de Bajos Pirineos se quejó de los gastos generados por la acogida de los refugiados. Los pecadores también se quejaron del impacto de la llegada de estos nuevos trabajadores al departamento como lo demuestra este cartel de 1938.

 

2. La Segunda Guerra Mundial y las redes de evasión

"De 1940 a 1942, los pasos a España son una de las actividades dominantes de las Redes de información y evasión cuya misión es facilitar el cruce de los Pirineos a todos aquellos que, por diversas razones desean salir de Francia para unirse a través de España, un país neutral o aliado (judíos perseguido por los alemanes, resistentes descubiertos y buscados por la Gestapo, políticos, voluntarios que responden a la llamada del general De Gaulle, etc ...). Debe tenerse en cuenta, que España, después de la Guerra Civil que acaba de sufrir, desea ser considerada un país neutral y / o no beligerante".[7]

El establecimiento de estas redes de evasión es gradual y discreto y se realiza de acuerdo con las directrices proporcionadas por los emisarios de Londres. Para la única región de Pirineos Atlánticos, Louis Pouillenot contaba con cuarenta redes. A menudo, las redes de evasión se constituían sobre las bases de redes de información. Ellos se organizaban de manera similar. Constituidos de uno o más puestos de transmisores, de un sistema de reenvío de correo que requiere de la ayuda de agentes de enlace, cuya misión esencial y complementaria es buscar y organizar canales de paso a España. Cuando estas mismas redes se especializan en la única actividad del paso de personas, se convierten en redes de evasión. 

Aunque el riesgo de quedar atrapados en los pasos fronterizos eran reales, mostrando una gran astucia, teniendo las máximas precauciones posibles y con la ayuda de cómplices, grupos de hasta 20 o 30 personas lograron huir de la dominación alemana volviendo a España. Eran ayudados a menudo por pasadores u otros guías  complacientes, el porcentaje de éxito de estos grupos con destino a un territorio neutral es muy alta en comparación con la de detenciones de convoyes por la Policía alemana. Según un estudio realizado por Henri Baradat en el País Vasco y Bearn durante la ocupación alemana, hay miles de personas que han cruzado la frontera en estas condiciones.

Con una dominación alemana cada vez más abrumadora sobre el territorio francés, la vigilancia de la zona fronteriza se revisa de manera significativa al alza. Los aduaneros franceses fueron sustituidos por los alemanes en todos los puestos de control y su número, así como el de las patrullas de vigilancia, aumentaron considerablemente. El 18 de febrero de 1943, el Gobierno de Vichy siguiendo órdenes alemanas, creó a lo largo de la frontera una zona "Reservada", donde cualquier persona que no fuera residente no podía entrar sin estar en posesión de un Ausweis (documento de identidad) cuya obtención no era fácil. Desde este punto, cualquier intento de paso a España no era posible sin la ayuda de un guía cualificado. Se trataba principalmente de "técnicos de la montaña"[8]de contrabandistas vascos o pastores que estaban familiarizados con las rutas clandestinas que conducían a la libertad. Estos son los pasadores.

Existían dos categorías de candidatos para las redes de evasión. Los que ya habían sido seleccionados para las redes de inteligencia y evasión, y, aquellos que se embarcan en la aventura solos. La segunda categoría de personas, que incluye a los jóvenes franceses contrarios al Servicio de Trabajo Obligatorio (S.T.O.), se exponían a riesgos altos de ser atrapados por la policía alemana, o simplemente perderse en las montañas si no lograban encontrar a alguien que les ayudara a cruzan la barrera de los Pirineos. Henri Baradat identifica, para este período, 256 arrestos de fugitivos realizados por la policía alemana en las fronteras vasca y de Bearn[9].

La tripulación completa del B-17 del grupo de bombardeo nº 385, escuadrón nº 549 de la USAF con base en Great Ashfield (Inglaterra) en 1943. El tercero por la izquierda, agachado, es el teniente Jim Frederick Burch, ahogado en el Bidasoa el 24 de diciembre de 1943 con el Belga, responsable de la Red Comète, Antoine d'Ursel, conocido como "Jacques Cartier"

JIMÉNEZ DE ABERASTURI, Juan Carlos, “La Red Comète   en el País Vasco: La frontera hacia la libertad”, Revista   Internacional de los Estudios Vascos, nº 56, 2, 2011, 520-­572.

Para los pasos a España que llegaron a buen puerto, las redes de evasión jugaron un papel importante en su éxito. Entre los más destacados podemos citar la Confrérie Notre Dame de Castille y su subred de evasión conocida como "Helhorga" que consiguió hacer pasar la frontera a centenares de aviadores ingleses y americanos, oficiales franceses así como a la hermana del general De Gaulle y sus cinco hijos[10]Pero para entender bien la importancia de estas redes de evasión en la región durante la Segunda Guerra Mundial, debemos resaltar una de las redes más activas y famosas de Pirineos Atlánticos: la red Comète, especializada en el paso de aviadores aliados.

Iniciada en Bélgica desde el mes de junio de 1940 por Andrée de Jongh, diseñadora publicitaria apodada "petit cyclone" y Arnold Deppé, ingeniero que pasó un tiempo en Saint-Jean-de-Luz, la Red Comète es la primera red de evasión del País Vasco[11]Desde el verano de 1940, los dos belgas organizaron una red para llevar a los soldados recogidos en territorio ocupado a España. Se estableció un enlace con una pareja de belgas en Anglet desde 1939, Fernand y Elvire de Greef apodados "Tante Go", para estructurar aún más la ruta de escape. "Tante Go" desarrolló la red en torno a figuras femeninas que atrajeran menos la atención que sus compañeros masculinos. De esta forma, se implicaron particularmente en la recepción de aviadores británicos en Bayona, Yvonne y Robert Lapeyre, Marthe y Jean Dassié y su hija Lucienne Dassié. Con la participación activa de otros colaboradores locales en la Resistencia y después de que Andrée de Jongh convenciera al consulado inglés de Bilbao de la viabilidad de su proyecto, la red estuvo operativo para sus primeras misiones un año después de su inicio, en julio de 1941.

Se establecía, por tanto, una red con un movimiento de 4 etapas. El primero, en Bélgica y el norte de Francia, que seleccionaba a los candidatos pasadores. El segundo, en París, aseguraba su encaminamiento al suroeste. El tercero, en el País Vasco, preparaba y realizaba el paso de la frontera, y el cuarto y último paso, en España, se encargaba de ocultar a los fugitivos esperando el apoyo de los servicios diplomáticos aliados y ocasionalmente de los responsables de la Red Comète en la misión[12].

Entre las figuras más conocidas de la red Comète estaba Florentino Goicoechea, legendario pasador de la filial de evasión, aunque también lo hacía para otras redes en la región. Nacido en Hernani, España, en 1898, refugiado en Ciboure después de la invasión franquista del País Vasco, vivió del contrabando entre Francia y España. Su misión era la de acompañante durante la noche, a pie, de grupos de fugitivos, de una docena de personas, desde la granja "Bidegain-Berri" en Urrugne hasta 

Miembros de la red COMÈTE. JIMÉNEZ DE ABERASTURI, Juan Carlos, “La Red Comète   en el País Vasco: La frontera hacia la libertad”, Revista   Internacional de los Estudios Vascos, nº 56, 2, 2011, 520-­572.

Oiartzun, cerca de San Sebastián. Después de haber pasado 227 aviadores aliados, en su mayoría británicos, canadienses y estadounidenses, fue herido en la montaña y arrestado el 6 de julio 1944[13]Un grupo de resistentes locales lo llevó al hospital de Bayona 20 días más tarde. Florentino Goicoechea utilizaba como principal camino de evasión de la red Comète, la "línea Urrugne-Biriatou" que salía de la granja "Bidegain-Berri" en Urrugne para unirse a las empinadas laderas de Xodolkogaina que dominaban el Bidasoa. Después, tras pasar el puerto de Osin y el de Poiriers, descendían hasta el río que estaba protegido por el bosque de Biriatou que conducía al Bidasoa. El cruce del río, cuando éste lo permitía, se hacía cerca de la granja Lizarlan. En los casos donde la corriente era demasiado fuerte, había otro paso, visible al nivel de la estación eléctrica de Endarlaza, donde había un puente colgante sobre el río. Una vez atravesado el Bidasoa, los fugitivos y su guía sólo tenían que unirse a los servicios diplomáticos aliados en territorio español.

Con la detención de Andrée de Jongh el 15 de enero de 1943 y el desmantelamiento de parte de la red a principios de ese mismo año, los miembros restantes trataron de establecer nuevas rutas a España. Éstos se establecerán más al este, en lo más profundo de la montaña vasca.

 

3. Emigraciones económicas de los años 1950-1970

 

Los trabajadores españoles

Después de la Segunda Guerra Mundial, con la enorme pérdida de capital humano y las reparaciones colosales derivadas de las mismas, una Francia en reconstrucción se enfrenta a la necesidad de una mano de obra sin precedentes. Para llenar este vacío, y tras la creación de la Oficina Nacional de Inmigración el 2 de noviembre 1945, un primer plan para reclutar a 1.000.000 de trabajadores extranjeros fue desarrollado de 1947 a 1950. Sin embargo, este primer plan no contabilizó más que a unos pocos  españoles hasta la instalación de la ONI en España a partir de 1956. La débil presencia de españoles en los censos de la ONI sólo se explica por la ruptura de las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Francia y España a finales de la Segunda Guerra Mundial hasta 1949, y por una preferencia de los españoles por la inmigración hacia los países latinoamericanos a finales de 1950. Para este período, un informe de la ONI señaló un "esfuerzo de reclutamiento en Italia y que sólo contabiliza por casualidad a los españoles que caen en las redes de la administración de los servicios departamentales de Mano de Obra"[14].

Para superar las grandes pérdidas causadas por la Segunda Guerra Mundial (más de un millón de personas desaparecidas), la reactivación de la economía pasó por un reclutamiento masivo de mano de obra. Para ello, la O.N.I. instaló sus oficinas en Barcelona en 1956 y en Irun, el 1 de abril de 1957. Sin embargo, ante la creciente demanda y con un muy alto número de migrantes, las oficinas de Irun rápidamente resultaron insuficientes para manejar el número de peticiones. Para resolver este problema, la O.N.I. construyó en 1964 un edificio cuya capacidad ascendía a 1.000 trabajadores por día. Si la O.N.I. proporcionaba el apoyo administrativo a los trabajadores de la Península Ibérica, en cambio nada estaba organizado para alojarlos en condiciones decentes cuando llegaran. Para satisfacer esta necesidad sanitaria, el Instituto Español de Emigración abre, justo al lado de las instalaciones de la ONI, una Casa del Emigrante cuyo objetivo es ofrecer los servicios de primera necesidad con una sala de descanso, un comedor y algunas habitaciones[15]

"Edificio de asistencia al emigrante". 1967

Aunque la O.N.I. había recibido en principio, el monopolio del reclutamiento, su misión en España no podía absorber la afluencia de inmigrantes clandestinos durante décadas. Inicialmente, sus objetivos eran continuar y mejorar lo conseguido por los consulados en los procedimientos de registro; el procedimiento relativo a los trabajadores ya era conocido por los jefes, por haber sido ya empleados con anterioridad, o por haber sido recomendados por familiares o amigos. Más tarde, en un segundo lugar y durante el gran crecimiento de los reclutamientos, la ONI establece un procedimiento llamado anónimo, cuyo objetivo es centralizar los trabajos y buscar trabajadores desconocidos por los empleadores. Para este segundo procedimiento, la participación activa de las autoridades españolas fue esencial. No sólo porque permite el buen funcionamiento del procedimiento anónimo, sino también porque permite planificar, del lado español, la contratación con el fin de reducir el desempleo en las zonas más afectadas, y reducir las salidas clandestinas de mano de obra cualificada en las zonas donde es más útil para la economía.

Estaban preocupados por los contratos nominativos, sólo los trabajadores españoles que ya había hecho una o varias campañas, o quienes ya habían rellenado un contrato anónimo. En caso de que se solicitara  el contrato nominativo por primera vez, las condiciones eran que el trabajador debía tener al menos un pariente, máximo de tercer grado, que trabajara para el empleador de la región solicitada. En cuanto a los contratos anónimos, la Oficina Nacional de Migración ofrecía trabajadores a los empleadores. El procedimiento debía ser rápido para no alentar a los migrantes potenciales a pasar clandestinamente. Para este fin, la O.N.I. colaboraba con el Instituto Español de la Emigración creado en 1960. A partir de 1961 todas las solicitudes de los trabajadores proporcionada a la ONI debían pasar por el I.E.E. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de simplificación en ambos lados de la frontera, el tiempo medio de espera entre la formulación de la demanda y la resolución era de 2 a 3 meses. El uso de mano de obra ilegal, disponible de inmediato, continuó prosperando[16].

 

La inmigración portuguesa en Francia

Los flujos migratorios entre Portugal y Francia tienen una larga historia ya que desde el siglo XVI y la Inquisición en España y Portugal, Aquitania recibió a judíos que huían de la persecución en su país. Durante la Segunda Guerra Mundial, fueron 55170 militares portugueses los que participaronn, junto a los aliados en la lucha contra los alemanes. Algunos de ellos se establecieron en Francia y llevaron a sus familias, algunos se casaron con francesas. Después de la Primera Guerra Mundial y las reparaciones subsiguientes, Francia atrajo en masa a trabajadores por la necesidad de reconstrucción. Así, entre 1916 y 1932, muchos trabajadores portugueses fueron a Francia. Su número se estima en 15.000 en 1917, 29.000 en 1926 y 50.000 en 1931. Esta población, que fue a Francia por Aquitania, trabajó principalmente en la agricultura, la construcción, el puerto de Burdeos, la industria , o el bosque de las Landas... La inmigración que tratamos aquí, comenzó realmente en 1957. Entre 1960 y 1990, fue un "éxodo masivo del mundo rural portugués"[17] que llevó a más de 1,5 millones personas -el 18% de la población total y el 47,5% de la población activa, a las carreteras. Estos migrantes tenían como principal objetivo huir de la miseria, escapar de la dominación y la explotación de los grandes terratenientes, que fueron los principales soportes de la dictadura de Salazar, y, finalmente, evitar las consecuencias sobre su suelo de las guerras coloniales (Angola, Mozambique, Guinea Bissau...). De hecho, entre 1964 y 1973, durante casi una década, alrededor de 78.500 portugueses cruzaron la frontera franco-española cada año. La mayoría de estas personas, alrededor del 55% entró en Francia clandestinamente, pero con el consentimiento de las autoridades francesas.

A partir de 1960, Francia se convirtió en el primer territorio de acogida de inmigrantes portugueses y sus familias. El crecimiento de esta población en el territorio francés fue muy rápido. De 70.000 en 1962, la colonia portuguesa llegó a casi un millón de personas en menos de 10 años, en 1970. Se trataba de unos 350 portugueses llegados cada día a Francia entre 1969 y 1972, por lo que a principios del 1970, se convirtieron en la primera y más importante comunidad extranjera en Francia. En la actualidad, la comunidad lusitana en Aquitania se estima en 40.000 personas.

Para Marie-Christine Volovitch-Tavares, la estación de tren de Hendaya es uno de los lugares más importantes de  memoria de la historia de los inmigrantes portugueses en Francia. Ellos, obviamente, llegaban en tren, pero también en camión, autobús, taxi o a pie. Es a partir de esta estación desde donde después parten a otras regiones de Francia o a otros países europeos, como Luxemburgo, Alemania o Bélgica[18]A partir de la segunda mitad de la década de 1960, la inmigración portuguesa es tal que el Gobierno francés se vio obligado a abrir sucursales de los Ministerios de Interior y de Trabajo en Hendaya. Estas sucursales recogían a los inmigrantes para regularizar su situación y ofrecerles puestos de trabajo. A su vez era  un centro de acogida humanitario, especialmente para las mujeres y los niños, abierto en la estación.

Para los años de 1956 a 1975, los portugueses en Francia se podían dividir en 3 grupos diferentes, así como socialmente por su número: artistas, escritores y eruditos, los exiliados políticos y los trabajadores. Este último grupo fue 15 veces más numeroso para nuestro período de estudio en comparación con el período de entreguerras. Por otra parte, siempre en este período, la inmigración clandestina se volvió casi habitual en 1969 y 1970, más o menos 120 mil portugueses llegaron a Francia a lo largo estos dos años, alrededor del 90% fueron regularizados una vez llegados a suelo francés[19]Sin embargo, si el paso de la frontera de manera clandestina fue casi generalizado, siguió siendo peligroso como lo demuestra un artículo de 1973 aparecido en el diario conservador ABC. El artículo afirma que en 1972, 130 inmigrantes clandestinos, de los cuales 80 eran portugueses, se ahogaron al hacer un "trágico salto sobre el Bidasoa"[20].

Sin embargo, el gobierno francés anunció una política paradójica en consideración de los inmigrantes portugueses. Por un lado se deseaba y promovía su llegada, sobretodo por las medidas de regularización fáciles, y por otro lado, no se desarrolló casi ninguna política de acogida adecuada. "Así, miles de inmigrantes portugueses sin embargo "deseables" aprendieron a desenvolverse casi solos".[21]

 

 



[1] Registre aux délibérations du Conseil Municipal d’Hendaye daté du 7 aout 1916. Archives Départementales des Pyrénées Atlantiques - Pôle de Bayonne.

[2] Archives Départementales des Pyrénées Atlantiques - Pôle de Bayonne.

[3] Geneviève Dreyfus-Armand, L’exil des républicains espagnols en France, De la guerre civile à la mort de Franco, Paris, Albin Michel, 1999, p. 9.

[4] Ibid., p. 34

[5] Ibid., p.36

[6] Ibid., p. 38

[7] Louis POUILLENOT, Basse-Pyrénées. Occupation Libération. 1940-1945, J&D Editions, Biarritz, 1995, p.122.

[8] Ibid.

[9] Henri Baradat, Pays Basque et Béarn sous la botte Allemande, déportations, internements, fusillades,  La République de Pyrénées, 1969.

[10] Basses-Pyrénées, Occupation Libération 1940-1945,  p.73.

[11] Mixel Esteban, Regards sur la Seconde Guerre mondiale en Pays Basque, Elkarlanean S.L., Donostia, 2007.

[12] ONAC 64, "Comète", Un réseau d'évasion au Pays Basque. 1941-1944.

[13] Ibid.

[14] Jean Hazera, Dix années d'immigration espagnole en France. 1957-1967, Thèse complémentaire de doctorat, Faculté des Lettres et des Sciences Humaines de Bordeaux, 1968.

[15] Ibid., p.25-26.

[16] Ibid., p.30

[17] Manuel Dias Vaz (Dir.), La communauté silencieuse, Mémoires de l'immigration portugaise vers la France, Elytis, Bordeaux, 2014.

[18] Ibid., p. 27

[19] Ibid., p. 41

[20] Victor Pereira et Roberto Ceamanos Lloren (Dir.), Migrations et exils entre l'Espagne et la France. Regards de puis l'Aquitaine et l'Aragon, Editions Cairn, Pau, 2015, p.140.

[21] Manuel Dias Vaz, Op. Cit., p.43.

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